Con este post vuelvo a correr el riesgo de crisis familiar, pero ya sabéis que no me puedo callar. Así que empiezo a contaros la última boda que hemos tenido. Desgraciadamente será la última que tengamos, porque a este paso no nos va a invitar nadie.
«Ama! Qué guapa estás!!» Con todas las letras, y varias veces en la boda. «Qué contento estoy de verte tan guapa!» (Pues yo más hijo mío, pensé).
Con este comienzo de día, nos fuimos de Boda. Toda la familia. Bueno a LKN lo dejamos con los abuelitos después de la ceremonia civil y nos fuimos a pasarlo bien. Sabíamos que comer, no íbamos a comer bien, pero tan mal como eso, tampoco. Chasco total. Si estáis pensando en casaros, no lo hagáis en el María Cristina, y mira que tengo yo buenos recuerdos de ese hotel, por la gente que trabaja en él, porque lo que es de la comida… Claro que, puede pasar que yo sea de morro fino, y sólo me guste lo bueno, estoy mal acostumbrada y sólo como pescado fresco del mar. y diréis, hay de más sitios? Pues sí, los de piscifactoría, y los de piscifactoría malos además. El rodaballo no sabía a nada. Era como comerse un trozo de plástico, por lo que ahí se quedó. Y digo que soy rara, porque a mi alrededor, todo el mundo se lo comió (menos uno, que estaba a mi lado) La langosta sabía a ceniza, le habían dado el toque de asada a la parrilla, y sabía como el carbón de las chuletillas, pero por dentro, ni langosta ni langostón. Lo único que me gustó fue el postre, puede que tuviera tanta hambre que….
Por suerte hubo otras dos cosas, que me gustaron de la boda.
La mesa de las chuches, que cogí alguna cosita. Fue un detalle muy bonito. Y lo que más me gustó, fue el regalo cogepolvos. ¡No hubo! En su lugar, nos dieron una bonita postal de los novios en un campamento de Médicos Sin Fronteras. Con el dinero que se iban a gastar en los detallitos, lo mandaron como donativo a esta ONG. A la cual tengo especial cariño.
Nos hubiéramos llevado un buen sabor de boca si el baile hubiera estado bien, pero como dijo un familiar cercano «Qué malo era el DJ!» Por suerte para él, no sé quien era y no lo puedo decir. ¿Cómo concibes una boda sin «Paquito el chocolatero»?! Menos mal que estaba ADRN para animar el cotarro. En fin amigos, debo ser muy exigente, me sentí engañada. Eso sí íbamos todos la mar de guapos!
Hasta la próxima….
Yo no puedo con las bodas, pero si encima vas y comes mal es para que te de algo. A mí me dan pena los novios, se gastan un dineral para que luego los invitados comenten que la comida no valía la pena. Yo creo que en las pruebas de menú utilizan productos de calidad y luego el día de la boda lo primero que pillan, sino no me lo explico.
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