Veinte años no es nada… O lo es todo.

Te conozco desde hace casi veinte años. Veinte años!! Sólo éramos amigos de juergas, de cerrar los bares, de vacilarnos, de echarnos unas risas. Y sin embargo hubo un punto de inflexión, algo sonó en nuestro interior, algo hizo vernos diferentes, y saltó la chispa. Un fuego jamás conocido en mí se desató, y no podía dejar de pensar en ti. Y me prometí a  mi misma que serías para mi. Que tú me harías vibrar, que tú serías mi luz, que tu harías de mis noches, pasión, y de mis días un feliz paseo. 

Tú me enseñaste lo que era el amor, lo que era querer a alguien de verdad, sin ataduras, sin amenazas, sin tapujos, sin engaños, sin maldad, todo ternura, todo comprensión


Sí, cuando uno es joven el amor es precioso. Incluso cuando se comparte piso sin niños de por medio. Pero cuando el amor de dos, se convierte en amor para tres, cuatro o más personas, la cosa cambia. 
El otro día leía un artículo en internet en el que decía que el verdadero reto del postparto es no divorciarse y es verdad, suscribo con todo lo que dice. Desgraciadamente me he visto rodeado de conocidos y amigos que han roto sus respectivas parejas. Ellos tendrán sus motivos, por supuesto que sí, dar ese paso es tan valiente que no soy quien para juzgarles en absoluto, no vengo a hablar de eso. Vengo a decir que ahora no es como antes, no es como nos lo habíamos imaginado de pequeñas, no es la historia azul del príncipe y la princesa. Tampoco son como los primeros meses o años de relación, ni si quiera cuando os váis a vivir juntos, esa ilusión. No, es diferente, ni mejor ni peor. Distinto. Y no por ello para dejarlo atrás. Ahora que somo cuatro y nos vemos a ratitos en el parque, entre conversaciones de niños en la cena, hay días que apenas nos tocamos, pero siempre hay un beso o un roce más abajo de la espalda que me dice que sigues ahí. 

A veces nos emperramos en pensar en el pasado, en rememorar cómo éramos antes, y quizá no sea ese el camino, quizá haya que seguir construyendo nuestros propios nuevos recuerdos, cada etapa tiene su gracia, intentemos vivirla lo mejor posible. Sé que aún me quedan cosas por descubrir contigo, sé que tras veinte años me queda mucho por hacer aún, de compartir, de charlar. No quiero echar a perder veinte años de amistad por un mal entendido por los niños, o por una palabra más alta que otra, aunque sí que dudo si tiraría por la borda veinte años por unos cuernos. Se me haría muy cuesta arriba volver a confiar. Preferiría que antes de que pasara eso, me dejara. Pero, ¿sería él capaz de echar veinte años por una cana al aire? Es un tema que aún no hemos tocado… 

En fin, queridas (y queridos) que hoy es el cumple de mi amado susodicho y quería desearle desde aquí todo lo mejor, porque aún me acuerdo de aquel primer cumpleaños que pasamos juntos volviendo de Onddarbi, él, yo y su moto. Él, yo y nuestra pasión. Él, yo y nuestras cabezas aturulladas. Él, yo y todo lo que vino después. Y lo que está por llegar mi amor. 
Regalo de este año con todo nuestro amor y nuestro esfuerzo. Casi todo lo que nos gusta está en esta foto. 

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