A dónde van los besos que no damos

A dónde van los besos que no damos

Hay días en los que estamos más cansados, más irascibles, más enfadados, y hay días en los que no nos besamos.
¿Sabéis la importancia de los besos? ¿Sabéis cuánto valen esos besos? ¿Y sabéis dónde se quedan esos besos que no damos?
Pues lo he estado pensando y esos besos se quedan enquistados.
¿Dónde van esos besos que no damos a nuestras madres o abuelas?
¿Dónde van esos besos que no damos a nuestros padres o abuelos?
¿Dónde van esos besos que no damos a nuestras parejas?
¿Dónde van esos besos que no damos a nuestros hijos?

Los besos que no damos, caen al tiempo sobre nosotros en forma de tormenta del Cantábrico, chuzos de punta heladores que nos caen sobre nuestros cuerpos desnudos, indefensos, que se clavan como cuchillos y nos dejan heridas abiertas que no podemos curar. Son besos que como el tiempo perdido, no vuelven. No podemos dar lo que no dimos en su día, no podemos agarrarnos a los besos no dados, no podemos prescindir de los besos y darlos en otro momento. Qué pasa si no hay otro momento.

No podemos vivir sin besos, por eso se inventaron porque endulzan, aminoran, recuperan, curan, alegran.

Un beso es lo primero que damos a nuestros hijos al nacer, y lo último que damos al despedirnos de nuestros seres más queridos. Un beso es la primera muestra de amor que tenemos hacia nuestros seres queridos. Es lo que les enseñamos a dar y a recibir, es lo que aporta tanto en nuestras vidas un gesto tan pequeño.

Por eso,

los besos que no damos desaparecen y nos hacen más vulnerables - Twittealo
, oscuros, tristes…

No podemos guardar los besos que no damos en una cajita, y entregarlos a quien más los necesite.

No podemos rechazar un beso de un niño, no podemos no darnos un besito de buenos días  y de buenas noches, abrimos y cerramos el día con besos, porque aunque nos haya ido muy mal el día, necesitamos sentirnos queridos, y esa es una buena manera. Un beso cura muchas heridas, heridas en forma de raspones en las rodillas y heridas del alma, heridas de ausencias y heridas de amor.

¿Quién inventaría los besos? Seguro que una madre. El primer beso seguro que lo dio una madre.

 

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