En la generación muda no suena el teléfono
En los últimos días se han publicado ciertas noticias al respecto del titular.
Os recuerdo que los centenials son aquellos que nacieron entre el 1994 y 2010, osea nuestros jovenzuelos. Y ahora exprimamos las noticias y veamos de qué van.
Parece ser que los jóvenes no cogen el teléfono. Y dicen que es porque les parece una intromisión, que es el que llama el que más necesidad tiene de esa llamada y que es una estrategia arriesgada porque no pueden borrar lo que dicen, como si fuera un mensaje de texto.
Durante la pandemia además esta ansiedad ha aumentado porque han aumentado las videollamadas, y en esos casos se muestran tal y como son, sin filtros, y en directo.
Tanto la generación Z como los millenials, son los más pegados al móvil, los más hiperconectados, los más multipantallas, los que más interactúan en redes sociales, y sin embargo, son a los que más les cuesta relacionarse en el face to face. Prefieren bloquear a alguien que arreglarlo o hablarlo en persona. Son nativos digitales, sí, y su día a día está totalmente relacionado con la comunicación digital, y sin embargo no son capaces de hablar cara a cara y solucionar problemas o gestionar emociones porque no han practicado.
Tengo la sensación de que hemos pasado de hacer exposiciones y «teatrillos» en clase a digitalizar tanto los contenidos, que no les hacemos salir a la pizarra a hablar en público. Y aunque ellos tenga aptitudes que a los boomers nos ha costado años controlar y algunos aún no dominamos, no tienen controlado el relacionarse en persona, y creo que traerá consecuencias a medio plazo, porque esos jóvenes en unos años, tendrán que pasar por un proceso de selección en el que tendrán que mirar a la cara al entrevistador, o presentar un trabajo o una tesis doctoral, o simplemente tendrán que gestionar una ruptura amorosa.
Pensar en todo esto me hace temblar de hacia donde van o estamos llevando a nuestros jóvenes. La inmediatez de las redes sociales, les empuja a no saber hablar por teléfono, más allá de los «comepizzas» que van enviando audios por la calle.
O peor aún, comunicarse por medio de emoticonos. Os imagináis mandando un WhatssApp a vuestro jefe para pedirle un aumento de sueldo? Pues creo que ellos no se imaginan descolgar el teléfono para hacerlo. Es que la propia frase está obsoleta, ya no se descuelga ningún teléfono para llamar.
Os dejo aquí el enlace a la colaboración de este pasado fin de semana reflexionando sobre el asunto con Aloña Velasco, en su «A vivir que son dos días Euskadi» de la Cadena Ser
La semana pasada se cayó WhatssApp
Y como la actualidad manda, esta semana pasada se cayó WhatssApp durante varias horas y no pasó nada. ¿O si? Fue un buen momento para darnos cuenta de la dependencia a la tecnología, de la ausencia de comunicación cuando no hay herramientas de por medio. Y pasó hace exactamente una semana, y parece que ya se nos ha olvidado. Esto va demasiado rápido.
Y desde este pequeño Patio os invito a reflexionar de qué manera podemos ayudar a nuestros jóvenes a que practiquen más la comunicación de tú a tú.
Por mi experiencia y lo que observo a mi alrededor, creo que la gran responsabilidad está en la generación anterior. Se buscó independencia, autonomía, bienestar económico y diversión. Eso no congeniaba con compartir momentos de conexión con sus hijos, de juego, de excursiones, de actividades juntos. Preferían ganar dinero, tomar cervezas con los amigos y conseguir un coche mejor que el de su amigo. Se cambió su atención por dejarles delante de la TV o con las consolas de juegos. Se cambió el parque por las terrazas de los bares y la transmisión de valores por muchas horas en el colegio (antes, después de las clases y en las comidas) y muchas extraescolares que los niños no querían hacer pero daban más tiempo libre y un cierto prestigio: música, inglés, ballet… Si esa generación está perdida, ¡Imagínate lo que será de sus hijos!
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Estimada Margarita, Ante todo gracias por dejar tu comentario, te pido disculpas en el retraso de la publicación, andamos con bastante jaleo.
Está claro que se empezó dejando la tablet a los niños para que les «dejaran en paz» a los adultos un ratito, y mira cómo estamos ahora.
Por eso es importante aprovechar cada momento con nuestros hijos para comunicarnos bien.
Gracias por pasarte por el PAtio. Un saludo!
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