adaptación y cole

En pleno período de adaptación escolar, aquí en Euskadi empezamos con 2 años, aunque como todos sabemos no es obligatoria la escolarización hasta los seis. Lo que me dará para otro post, pero otro día. Como os decía, en plena adaptación tanto para LKN como para mi, cayó en mis manos este artículo y lo he ido poniendo en práctica con ADRN, ya que el peque aún no responde tanto como quisiera saber yo.
Mientras comemos juntos le cuento un poco a ADRN cómo ha sido nuestra adaptación,  y después le suelto alguna de estas preguntitas, no todas porque entonces se mosquea de que le haga tantas preguntas, voy cambiando, pero la de los alienígenas, se la hago todos los días, y siempre es la misma respuesta, y empiezo a pensar que no sea obsesión lo que tiene con esa persona.
Es sorprendente toda la información que puedes obtener haciendo las preguntas adecuadas en el momento correcto. Según la cara que saque le hago una u otra para ir templando los ánimos. Por otro lado, el pequeño LKN escucha atentamente y de vez en cuando dice alguna palabrita que cree que puede tener relación con el cole, «mantala», «txirrista» «Aloña» «A pitar» «A juaar» «hakaitako». En nuestro cole consideran que con una semanita es suficiente para el período de adaptación, y qué quieres que te diga, si se adapta, para qué alargarlo más, y si no se adapta, te dan la opción de ir haciéndolo progresivamente, sin sufrir. Aunque sufrir se sufre, ellos por la separación y el apego, y nosotras por el sentimiento de culpabilidad, el pensamiento racional etc.

Nos ha costado más de la cuenta. No me gusta que se quede llorando, aunque luego se recupere y se resigne a estar, no me gusta que sufra por algo que no es «imprescindible». Lo estamos pasando un poquito mal, menos mal que luego le veo sonreír y pasarlo bien el resto del día.

Os dejo unas fotitos de los primeros días que estuvimos con ellos dentro de la clase.

La verdad es que le ha costado a LKN. Eso de no verme, no poder meter la mano ya sabéis dónde, etc. Pero bueno, poco a poco lo va consiguiendo. Por ahora sólo va por las mañanas, de 9 a 12. Llegamos muy puntuales porque ADRN tiene que entrar a su hora, así que no interrumpimos la clase. Pero ese rato de separarnos, de darse la vuelta y aferrarse a mi sabiendo que lo voy a dejar, es dolorosísimo. El caso es que luego juega a gusto, aunque tiene un rato de resignación, de mirar al suelo y estar en otra onda.
En fin, todo pasa y todo se olvida, o por lo menos se mira con otros ojos. Quiero pensar que tendrá un buen recuerdo (si es que lo mantiene en su memoria) de este período, por lo menos espero que en algún momento entienda que lo hicimos como mejor pensamos que había que hacerlo. Aysss.
 

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