La conciliación vista con ojos de padre

Llegar a casa después del trabajo y sentarte en el sofá. Esperar a que te entre el hambre, o quizá sin ella, y por inercia te prepares una tortilla francesa, o un bocata de chorizo con pan de antesdeayer.
Meterte en la fría cama y esperar a que el sueño te pueda.
Suena el despertador, hoy toca madrugar, el turno de tarde hace que tengas que preparar la compra de toda la semana, y viene especial.
Tengo que bajar al super, organizar las comidas de la semana que viene tener previsión de cenas saludables. Después ir a trabajar de tres a diez y por fin, cambio de semana.
Recoger a los niños del cole, comer con ellos, compartir sus juegos de parque, compartir sus baños, compartir sus risas, compartir sus sueños.
Y otra vez semana gris, otra vez trabajo, otra vez turnos….

He decidido modificar mi vida y luchar por ellos.
He decidido conciliar mis horarios con los de mis hijos.
He decidido ganar menos a fin de mes para poder tener la custodia compartida con mi ex-mujer.
He decidido luchar por lo que habíamos empezado a formar juntos.
He decidido coger las riendas.

Si antes ya era un padre ejemplar, responsable, educador… ahora además soy un padre separado responsable, ejemplar, educador y conciliando.
Desgraciadamente los horarios a triple turno son incompatibles con los padres solteros, antes lo podía compaginar porque mi mujer y yo vivíamos juntos, pero ahora, ahora es imposible, si lo quiero hacer yo solo, sin ayuda de terceras personas, no puedo.

Desde aqui mi pequeño homenaje a esos padres ejemplares, que también los hay, que les ha venido por sorpresa la separación. Que estaban haciendo un gran trabajo con sus hijos, y que lo siguen haciendo en forma de padres separados.

No digo yo que las madres separadas también hagan un magnífico trabajo, lo hacen. Sin embargo este post va dedicado a ellos. Porque parece que no existen. Y sí, existen y son muy grandes. Y lo hacen muy bien.