Aita…. Dónde estas?!?!?!

Voy tarde, porque esta entrada hubiera sido más útil antes del verano, antes de las fiestas, antes de las muchedumbres, antes de perder(nos). No, por suerte no nos hemos perdido, aún. Pero tiempo ni gente no ha faltado. Había que ver la de gente que llenaba las calles del centro de Donostia, todas las noches, y todo el día. Además como hemos acudido a eventos multitudinarios, llenos de niños chillando y gritando, todos vestidos similares, todos corriendo como locos, despavoridos, soltándose de tu mano y todos los padres se llaman igual en Donostia, Aita!!!!!
Os cuento lo que he visto, y os cuento mi experiencia al respecto. A partir de ahí que cada uno actue como quiera.
Noche de 30 toros de fuego en Donostia, 23.30horas, Avda. de la Libertad. Un niño de unos 6 años llorando junto a un árbol. Dos señoras mayores le pregunta si se ha perdido. Sí, contesta el niño entre lágrimas. Una familia sentada en el banco de al lado le pregunta cómo se llama, el niño apenas articula palabra, consigue decir su nombre U. la mamá del banco le pregunta si sabe el número de sus padres. Empieza a balbucear y consigue decir 4 números. Pobre, estaba súper nervioso. Menos mal que la nueva mamá de acogida era psicóloga y le supo llevar súper bien. Fueron a una guardia municipal y dieron el aviso por radio. Al rato nos dijo la municipal que ya habían localizado a sus padres y que venían a buscarle. Y al niño empezó a iluminársele la cara. Yo me fui pasadas las 00.25 y aún no habían aparecido los padres. ¿Cuánto pueden tardar unos padres en cruzar Donostia en busca de su hijo perdido? Si a mi se me hizo eterno, qué no se le haría al pequeño U.
Recomendaciones para estos casos:
  • Que el niño se sepa de Pe a Pa el teléfono de uno o de los dos padres. Yo a ADRN se lo enseñé cantando con 3 años. Creo que lo sabe, pero en un caso de pérdida real no sé si sería capaz de recitarlo.
  • Para ello, existen pulseras para apuntar el teléfono.
  • También le puedes pintar el teléfono en el brazo con un boli permanente.
  • Enseñarle qué hacer en caso de pérdida.
  • Ir a los municipales
  • No irse con nadie más que con alguien de uniforme policial.
  • Intentar mantener la calma
  • Una vez que os habéis reencontrado, abrazarle, abrazarle lo más fuerte que puedas, abrazarle y no soltarle hasta ver que sonríe.
No puedo imaginarme la angustia que tiene que ser darte cuenta que has perdido a tu hijo entre la muchedumbre. Todo lo que se te tiene que pasar por la cabeza. Los minutos se te tienen que hacer horas. Y eso mismo desde el punto de vista del niño, multiplicado por 1000. De ahí que la seguridad que le inculquemos a nuestros hijos sea tan importante, que no se sienta culpable mientras espera, que no piense en cómo justificarse para que no se le eche la bronca. Cómo se le puede echar la bronca a un niño que se ha perdido?!?! (no fue el caso, ojo, no sé cómo acabó la historia)
Habéis pasado por una experiencia similar? Cómo os sentisteis? Cómo estaba el niño?
En fin, situaciones difíciles por las que en algún momento puede que nos toque pasar. Yo no tengo el recuerdo de haberme perdido de pequeña, y creo que eso marca y no se te olvida, así que espero que no me pase de madre lo que no me paso de niña. Por eso, la frase esa de «Mamá dame tú la mano porque yo me puedo soltar, pero tú siempre me la agarras bien fuerte» Cobra todo su sentido en esta situación.
Buf!
 

2 thoughts on “Aita…. Dónde estas?!?!?!

  1. Bufff!!!! Nosotros perdimos a la peque en Estella este verano. Fue un despiste GORDO! Ibamos con un grupo de amigos y los niños iban todos juntos. Los aitas se fueron a tomar algo y comerse unos pintxitos y las amas nos fuimos a ver una tienda preciosa. todos los niños se fueron juntos detrás de los aitas y yo di por hecho que mi niña se iba también Y cuando su padre vio que no estaba en el grupo, dio por hecho que estaba conmigo…..

    Menos mal que no eran fiestas ni nada….

    De pronto recibí una llamada en mi móvil. Era un número desconocido, pero se veía el número, así que contesté y me dijeron que eran los Municipales de Estella. Me explicaron que tenían con ellos a una niña rubita de nombre Sara. Estábamos cerca y tardé "cero coma" en llegar. La niña estaba "tranquila", pero cuando me vio rompió a llorar y yo, que había estado tranquila hasta entonces, me puse a temblar como un junco….. La achuché, la abracé, la besé, le compré kilo y medio de chuches y le dije que lo habí hecho muy, pero que muy bien.

    La niña tiene 10 años, pero el protocolo se lo sabe desde que eran enanas. Viajando por Europa, tanto cuando hemos ido en avión, como cuando hemos viajado en coche (viajes largos de 18 horas con paradas en gasolineras), mis hijas llevaban de pequeñas una hoja doblada en el bolsillo del pantalón con nuestros datos. Antes de parar siempre les hacía repasar el protocolo en caso de pérdida y poníamos un punto de reunión fácil de reconocer para ellas.

    Creo que es primordial para evitar disgustos y para dar seguridad a los peques.

    Yo tampoco entiendo como se puede tardar en ir a recoger a tu hijo. Da igual donde estes, te saltas los controles que haga falta.

    Muxus guapa!

  2. Tiemblo, Maider, de pensarlo.

    Cuando nosotros nos quedamos embarazados, el primer finde con las dos rayitas en el test, cuando nadie sabía nada, cuando nosotros flotábamos y creíamos que se nos notaba todo, fuimos de paseo a una feria de artesanía de un pueblito de la costa vizcaina. Nos marchábamos ya cuando delante de nosotros iba una nena de dos, tres añitos llorando y yo pensé: Mira qué aitas más chorras esos de ahí delante (iba un matrimonio unos pasos más allá), que no hacen caso a su nena.

    El caso es que ellos también miraron a la nena y nos miraron y en una décima de segundo me di cuenta y le dije a mi chico: Esta niña se ha perdido.

    Total que me agaché, la cogí, la abracé, pero la nena solo lloraba, no sabía o no podía hablar. Y se iba ¡¡¡sola!!! de la feria, en dirección contraria a la misma.

    Buscamos a los munipas que había dentro del recinto y en cuestión de minutos apareció una chica llamando a la niña, que se echó en sus brazos (no me había soltado ni se había querido ir con los municipales. Ni yo la hubiera dejado). La pobre amatxu ni nos dio las gracias… Menuda congoja tenía.

    En nada de tiempo, una criatura con sus piernitas cortas puede volar.

    Me da mucho miedo que mi cachorro se pierda. Ojalá no nos pase nunca…

    Irantzu

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